miércoles, 16 de noviembre de 2011

Y la campaña

Antes de que se acabe la campaña y siguiendo la tradición española de sacar punto a todo siguiendo el consejo del doctor y profesor de psiquiatría de la Universidad de Nueva York Luis Rojas Marcos quien valora el optimismo y el sentido del humor como herramientas para afrontar las adversidades de la vida, no puedo dejar de escribir esta entrada con dos chistes sobre políticos.

El primero me llego vía correo electrónico como el Mejor chiste de 2010.

Un médico israelita comenta: “La medicina en Israel está tan avanzada que nosotros le quitamos los testículos a una persona, se los ponemos a otra y en seis semanas ya está buscando trabajo”.

Un médico alemán comenta: “Eso no es nada, en Alemania, le sacamos parte del cerebro a una persona, la ponemos en otra, y en cuatro semanas ya está buscando trabajo”.

Un médico ruso comenta: “Eso tampoco es nada, en Rusia la medicina esta tan avanzada que le sacamos la mitad del corazón a una persona se la ponemos a otra y en dos semanas, ambas están buscando trabajo”.

A lo que el médico español responde: “Nada que ver con nosotros; ¡todos ustedes están muy atrasados! Fíjense que nosotros en España, cogemos a una persona sin cerebro, sin corazón y sin huevos, lo hacemos PRESIDENTE... ¡¡¡y ahora todo el país está buscando trabajo!!!

El segundo me lo contó un amigo

"Un señor que va en coche se percata que está perdido, maniobra y pregunta a alguien en la calle:

- ¡Disculpe!, ¿podría usted ayudarme? He quedado a las 2:00 con un amigo, llevo media hora de retraso y no sé dónde me encuentro!

- Claro que sí -le contesta- se encuentra usted en un coche, a unos 7 Km. del centro de la ciudad, entre 40 y 42 grados de latitud norte y 58 y 60 de longitud oeste.

- Es usted ingeniero, ¿verdad? -dice el del coche

- Sí señor, lo soy. ¿Cómo lo ha adivinado?

- Muy sencillo, porque todo lo que me ha dicho es "técnicamente correcto", pero "prácticamente inútil": continúo perdido, llegaré tarde y no sé qué hacer con su información.

- Usted es político, ¿verdad? -pregunta el de la calle.

- En efecto -responde orgulloso el del coche- ¿cómo lo ha sabido?

- Porque no sabe dónde está ni hacia dónde se dirige, ha hecho una promesa que no puede cumplir y espera que otro le resuelva el problema. De hecho, está usted exactamente en la misma situación que estaba antes de preguntarme, pero ahora, por alguna extraña razón parece que la culpa es mía..."

Como habéis podido leer va sobre ingenieros y políticos, aunque esa extraña sensación de tener la culpa de algo que uno no ha hecho parece que la enseñan en alguna escuela de negocios o master al que acuden los políticos y algunos de los directivos de un grupo cooperativo que consiguieron que muchos y buenos profesionales optáramos por salir de él debido a ese estilo de dirección.