Vamos avanzando en el calendario y en el proyecto de hablar de los meses del año.
Estamos en Junio donde el día es más largo, bueno, el día sigue siendo igual, de 24 horas. Lo que es más largo es el período de luz o el día frente a la noche.
Junio empieza con una efeméride grabada en nuestra consciencia colectiva por el cine (el día más largo, etc,...) y las fotografías de Robert Capa.
Tradicionalmente es el mes de los exámenes, la selectividad, y el fin de curso. Y ahora con el Plan Bolonia lo es de las recuperaciones o exámenes de septiembre. No sé si tiene mucha lógica, acabar en Mayo y tener la segunda convocatoria al mes siguiente.
Comienza el verano, el calor insoportable y en tierra adentro la temperada de piscina; y lo que es peor para las familias la adaptación de horarios, pasando en cuatro semanas por tres horarios principales diferentes (jornada completa, media jornada y vacaciones) con sus variantes de horas y días de comienzo en función de la edad de la prole. Todo ello, naturalmente, para facilitar la conciliación familiar. Permítanme que me ría (¡ja, ja, ja!) por no coger la recortada y liarla a la americana o hay que decir, ahora, a la noruega.
Pero Junio acaba festivo, el solsticio de verano, la noche de San Juan, con sus hogueras y rituales.
Para continuar con la más antigua y famosa de las fiestas La Batalla del Vino en Haro, fiesta de interés turístico nacional.
En donde los jarreros suben a la peña para honrar a San Felices, maestro de San Millán y evitar que estas hermosas tierras pasen a manos de los de Miranda.
